En mi anterior artículo sobre el teletrabajo, contaba mi experiencia durante más de 24 años, e indicaba mis tres consejos básicos para teletrabajadores, pero ahora, vamos a ponernos en la situación del directivo que tiene empleados en teletrabajo, o mejor dicho, del líder con teletrabajadores en su equipo.
A lo largo de mi carrera, muchos de ellos me preguntaban cómo gestionaba este asunto una empresa como IBM: cómo podían controlar las horas de trabajo, cómo saber si estaba realizando el trabajo de la manera que requería la empresa y sus clientes, cómo conseguir que los empleados estuvieran centrados en el trabajo y no en otros aspectos “domésticos”, etc etc…
Cuando yo intentaba explicar en plan serio los pros y los contras desde mi experiencia, al final, la conversación siempre acababa con algunas risas sobre situaciones peculiares (que no voy a detallar), y viendo casi siempre este asunto como bastante lejano, propio de algunas multinacionales, o de otros países y culturas muy distintas a la nuestra.
Hasta que llegó la pandemia.
En ese momento, de golpe y casi sin avisar, empleados (colaboradores), a los que antes veías todos los días, comprobabas cómo trabajaban (o no), y tenías ocasión de hablar directamente con ellos en cualquier momento, dejabas de verlos, y desconocías lo que estaban haciendo o dejando de hacer. Perdías el control.
¿Cómo debería actuar un directivo -líder- en esta nueva situación?. Aquí van mis tres consejos:
1.- Empiezo por lo más complicado, pero a la vez, necesario: Evolucionar desde el presencialismo al trabajo por objetivos. En mi opinión, y en la de muchos directivos con los que he tratado, es quizá el principal reto para tener éxito en una organización con empleados en teletrabajo. Implica un profundo cambio en muchísimas empresas, no es nada fácil, y tiene una base importantísima: la confianza en tu equipo. Sin ella, el directivo acaba convirtiéndose en un controlador, en lugar de ser el líder que necesita su organización.
2.- Cambiar la forma de comunicar, que debe ser mucho más personal y cercana. Me explico. En una oficina tradicional, es mucho más fácil mantener conversaciones sobre la vida personal, familia, aficiones, mientras tomas un café o te vas a comer. También es más sencillo compartir con otro compañero tus situaciones o problemas de trabajo con clientes, proveedores, colaboradores, etc… En teletrabajo, todo ésto cambia. La comunicación y capacidad para compartir con otros compañeros y con tu director se ve limitada, y el grado de ansiedad va subiendo de forma progresiva. Un buen directivo -líder- de un equipo con teletrabajadores debe ser capaz de estar muy cerca de su equipo, interesándose por él sin convertirse en controlador, y estando accesible cuando un empleado -colaborador- lo necesite.
3.- Por último, pero no por ello menos importante, no escatimes en las herramientas tecnológicas que faciliten el teletrabajo. Siendo prácticos, lo que menos interesa a un directivo -líder- es que los profesionales que tiene a su cargo tengan que “pelearse” y perder tiempo con un portátil que le da problemas, con las apps del móvil, con la seguridad del dispositivo, las aplicaciones para videoconferencia, para el trabajo en equipo, etc etc etc. Invertir en herramientas que puedan automatizar y securizar todo el entorno de teletrabajo, definitivamente, sale rentable.
Acabo con una reflexión. Ahora todo el mundo dice que “el teletrabajo ha venido para quedarse”, y que muchas organizaciones han superado los inconvenientes y comprobado las ventajas… Pero realmente, la posibilidad técnológica y organizativa para teletrabajar no es nada nueva. Lleva décadas. ¿Solo vamos a innovar a la fuerza? ¿Sólo cuando hay una necesidad, cuando nuestros competidores nos adelantan, o cuando sucede una catástrofe, intentamos adaptarnos? ¿Te esfuerzas por innovar día a día?