Este artículo que escribí para la web de nuestro club ciclista no tiene mucho que ver con la tecnología, pero me voy a permitir reproducirlo aquí, por la segunda lectura en cuanto a inteligencia emocional se refiere.
Se trata de esa tendencia que muchísimas veces tenemos de cegarnos en la persecución de un objetivo, hasta tal punto que acabamos perdidos y desorientados, necesitados de ayuda para volver a encontrar el equilibrio.
Cuando lo leas, pregúntate, ¿No te has sentido alguna vez como Abu?
Abu es un cazador, acogido por una familia que no lo es. A Abu le gusta correr, localizar a su presa, perseguirla de forma incansable, darle caza, y llevarla a su dueño.
Su instinto le llevó a salir corriendo detrás de alguna presa pero acabó desorientado y perdido, a unos 10 kilómetros de su hogar, en las Siete Casas de La Matanza de Orihuela.
Esta mañana nos lo hemos cruzado, venía de frente y por su derecha a la velocidad del rayo desde Abanilla en dirección Santomera, seguramente persiguiendo algún coche que le recordaba al de sus dueños. Se notaba que estaba perdido. A poco estuvo de morir atropellado cuando paramos para recogerle. Todo el cuerpo le temblaba cuando Quique lo cogió.
El teléfono que venía en su collar comunicaba, hasta que finalmente Miguel consiguió contactar y Quique le dió instrucciones precisas de cómo dar con nuestro paradero. Risas y algo de impaciencia en la espera, que mereció la pena por solo por ver la cara de satisfacción de sus dueños.
Las flamantes Bora de Juan Antonio Balsalobre, el cumple de Germán, y todas las visicitudes de la ruta, hoy perdieron protagonismo ante Abu, el Cazador de La Matanza.