Internet, la nube, y los dispositivos conectados capaces de indicarnos en el móvil si la nevera está funcionando, o si alguna máquina de la fábrica está dando un aviso de avería, son herramientas de uso extendido tanto en empresas de todos los sectores como en la sociedad en general. ¿Que avances podemos esperar en los próximos tiempos y cómo puede ser útil en el caso específico de las plantas solares?
Vamos a hablar del ¡¡Edge Computing!!, uno de los últimos nombres “raros” que la industria tecnológica se preocupa de utilizar para bautizar a todas las innovaciones o tendencias de moda. Contaré porque es especialmente interesante para las plantas de energía renovable en general, y de la solar en particular.
Por resumirlo, “Edge Computing” o Computación en el extremo, consiste en llevar la capacidad de computación y cálculo al punto en el que hay que tomar una decisión, y actuar en ese mismo instante, en tiempo real… Difícil de entender lo que acabo de decir, así que pondré un ejemplo, ligándolo al artículo anterior sobre inteligencia artificial.
Supongamos que tenemos una fantástica solución de Inteligencia Artificial capaz de predecir, en base a unos algoritmos de machine learning, y la captación de datos de los sensores de la planta, que con una probabilidad del 95%, vas a tener una parada en el sistema debido a un fallo en el inversor. Genial. Puedes tomar las medidas necesarias antes de que ocurra la avería, y salvar el problema. Pero hay un problema en este escenario: los sistemas de inteligencia artificial funcionan en la nube, y entre nuestra planta solar y el Data Center donde está alojado este sistema, hay unas líneas de comunicaciones. Ello implica que tienes unas latencias (tiempos de respuesta), y unos riesgo de fallo en las comunicaciones, que te pueden impedir tomar la acción correctora en el momento necesario.
Y aquí entra Edge Computing. De forma similar a lo que nos ocurre cuando nos quemamos, no podemos permitirnos demoras ni consultar con el médico qué hacer ante esa circunstancia. Debemos apartar la mano en el instante, sin pensar, con una inteligencia “preprogramada”, automática, y muy cercana al sitio donde debes actuar.