Acabo de leer el artículo de Félix Cerezo en El Mundo (@cerezus), “aficionado a los coches desde siempre y periodista de motor desde hace unos cuantos años”, y no he podido reprimir el impulso de escribir mi opinión al respecto, desde mi perspectiva de conductor desde hace 34 años y ciclista desde hace 36.
Con todos los respetos, el artículo no puede empezar con un ejemplo más espeluznante. Lo copio de forma literal, “El ciclista se acerca al paso de peatones. Por la calzada llega un coche de autoescuela. El vehículo sigue su camino sin ceder el paso. El ciclista se queja y el profesor le saca del error: “No tienes la preferencia, es un paso de peatones. Deberías haberte bajado y pasarlo andando”, le grita. El ejemplo es verídico, lo vio quien esto firma y las lecturas son muchas”
Efectivamente, las lecturas son muchas. La mía es que el conductor de la autoescuela podría haber atropellado a un ciclista por el hecho de haber cruzado un paso de peatones montado en bicicleta. Muy mal hecho por el ciclista, pero -en mi opinión- es muchísimo peor poner en riesgo la vida de una persona. ¿Hacemos lo mismo con los peatones que se saltan los semáforos en rojo? , ¿seguimos nuestro camino sin cederles el paso aunque pongamos en riesgo su vida? . Poniéndome tremendista…¿debe ser la muerte el castigo para los ciclistas por no respetar las normas de circulación?
Quiero pensar que ese profesor de autoescuela no puso en peligro la vida de nadie y que en su voluntad estaba enseñar tanto al ciclista como al posible alumno que llevara en el coche, pero continuando con el artículo, las “lecturas” que menciona justo a continuación, también tienen su historia. Vayamos una por una.
1.- Efectivamente, según el Barómetro de la Bicicleta en España 2015 -que, por cierto, no es el enlace al que dirige su artículo, sino a otro de @elmundomotor en el que habla del estudio de AXA sobre siniestralidad ciclista- , cuatro de cada diez usuarios de bici no conoce la normativa sobre circulación de bicicletas en su municipio, pero no habla de otras muchísimas conclusiones que dan una imagen bien distinta a la que el periodista de motor transmite en esta primera parte. Cito algunas de ellas:
- seis de cada diez españoles no conocen la normativa sobre circulación de bicicletas en su municipio (frente a cuatro de cada diez ciclistas)
- nueve de cada diez españoles consideran que los poderes públicos deberían fomentar mucho o bastante el uso de la bicicleta
- La mitad de los españoles asocia espontáneamente la bicicleta a temas de movilidad y medio ambiente
- la mayoría de los españoles cree que los ciclistas son respetuosos con los peatones, aunque crecen los que dicen lo contrario que suponen cuatro de cada diez;
- en este tema se observan diferencias por edad, ya que a medida que ésta aumenta, crecen los que tienen mala opinión de los ciclistas
- la mayoría considera que los conductores de vehículos a motor no son respetuosos con los ciclistas, sobre todo porque no respetan la distancia de seguridad
2.- En la segunda “lectura”, avisa de que los ciclistas “crecen como la espuma” y que en 2014 se vendieron 1,1 millones “más que coches nuevos”… No veo problema aquí (a no ser que sea un hecho que no le guste) salvo que lo enlaza con un tercer punto demoledor:
3.- Axioma: “A más bicis más accidentes”. La guinda final. Por lógica, ¿no habrían muchísimos menos accidentes si la mayor parte de la población se desplazara en bicicleta en lugar de en coche? Pero tampoco hace falta recurrir a la lógica ni a hacer una afirmaciones sin demostración. Ya hay un estudio publicado en la revista Forbes que demuestra justo lo contrario de lo que el periodista de motor : “The More Cyclist In A Country, The Fewer Fatal Crashes”
Sin embargo, leyendo el resto del artículo, demuestra que ha trabajado con seriedad el asunto, recogiendo opiniones de una buena parte de los implicados en materia de seguridad ciclista, con aportaciones valiosísimas de la DGT, la Asociación de Ciclistas Profesionales, RACE, PONS Seguridad Vial, las innovaciones de Volvo y Jaguar…. Viendo solamente esta parte, y abstrayéndome de las tres -en mi modesta opinión fallidas- conclusiones iniciales, creo que queda en evidencia lo mucho que queda por hacer en cuanto a la falta de infraestructuras para ciclistas, y sobre todo en la mejora del respeto y el conocimiento por ambas partes (conductores y ciclistas) de la normativa que afecta a los ciclistas.